Powered By Blogger

sábado, 30 de enero de 2010

Nombre propio

Rondando por las calles bogotanas, calles bonitas, calles tranquilas llenas de edificios donde lo único que se ve es uno que otro vigilante cuidando con recelo a su amo que habita en apartamentos que obviamente se ve que no se pueden conseguir por la vía licita trabajando fuertemente, (ascendiendo desde barrendero a presidente de la empresa) se encontraba disfrutando de la maravillosa tarde soleada.  Pero que tenía de extraño esta tarde?? Fue la tarde en que finalmente conoció que la felicidad puede tener nombre propio.

Así fue entonces como se adentraron en uno de esos espacios lleno de escaños, lleno de tranquilidad y de la paz que se necesitaba para contemplarla como su encanto ameritaba....

Miró sus ojos, acarició su cabello, tomó sus manos...  (son esos momentos que no quieres que pasen rápido) y entonces finalmente reafirmó que su teoría era cierta: "La felicidad no necesariamente implica algo material" De hecho fueron momentos intensos, momentos de felicidad, momentos que se quisieran tener todos los días sin restricciones.

Ella, hermosa como siempre, con una mirada de dulzura que lograría conjurar la amargura y hostilidad del mismísimo belcebú, lo transportaba a un estado fantástico, casi irreal, que acompañado con el silencio del entorno hicieron el marco perfecto para este momento. Disfrutaba verla, oír cada una de sus palabras, tratar de interpretar sus movimientos, sus gestos...  fue allí cuando después de aquel  mágico momento:



por fin se despejaron sus dudas:

La felicidad para él tiene nombre propio, y empieza por V.

lunes, 18 de enero de 2010

Don de gentes

Quiero a veces ser amigo de la mayor cantidad de personas posibles, esto con el fin de que entre más amigos se tenga pues mejor, que por aquello del don de gentes, que si yo tuviera un millón de amigos sería rico, etc. Pero definitivamente no puedo. Hace unos días estuve en algún destino turístico en el cual la gente era amable a más no poder, el servicio y la camaradería estaban a la orden del día... Viendo esto, tuve la idea de ser también servicial y cortés con el prójimo que me rodeaba a ver qué pasaba, pero no pude. No sé por qué hijuemadre no puedo, por ejemplo cuando llego a cualquier almacén lo mío es hablar estrictamente lo necesario; preguntar el producto que quiero adquirir, hacer el trueque y ya, sencillo, pero la situación se me complica cuando me sale este tipo de vendedor chistoso o el que quiere saber más de la vida de uno, se me complica porque no sé cómo responderle a esta persona; no sé si seguir con la vaina del chiste y la payasada o si decir gracias y huir despavorido. En definitiva creo que esto deber ser nato  y no algo que se viene a adquirir cuando se es "grande" y lleno de mañas, me dicen: pero es que es tu forma de ser, no tienes que cambiar nada, te tienen que aceptar así como eres... Esto se oye muy bien cuando te lo dicen y de hecho es cierto, pero donde yo pudiera ser tan charladorcito y caerle bien de entrada a las personas, de seguro que me hubieran hecho generosos descuentos y hasta me hubieran dado la "ñapa".