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sábado, 27 de febrero de 2010

Cordial Saludo

Desde tiempos inmemoriales, de esos tiempos en que vendían la carne en el papel  de impresora matriz de punto gris y blanco, desde esos tiempos he tenido conciencia de que me han visto la cara en todo lado: Establecimientos, negocios con amigos, transporte público, en especial este gremio de putos taxistas. Pero a que me refiero con verme la cara?

Hago remembranzas de una prima de “extra velocidad” que un mal día me cobró un gil de estos simpáticos vehículos amarillos, que porque me llevó un día en tiempo record desde Usaquén hasta la calle 45 en chapinero, yo como buen ebrio, juicioso siempre y acatando las disposiciones que tuviera este sujeto, no reparé en mandar mi mano al dril y cancelar por el maldito impuesto inventado (creo yo que esa misma noche).

Cuando estoy ebrio intento ser sociable; ya que no lo soy mucho en mi estado natural. Por eso no me gusta entrar en discusiones con estos conductores que en su mayoría son deshonestos y aparte de tener envenenado el taxímetro, parece que determinan con gran precisión mi avanzado estado de alicoramiento y aprovechan para hacer sus excesivos cobros.



P.S. este escrito obedece a un cobro que me hizo en la noche de ayer uno de estos honorables hijos de puta, aunque tenía cara de anciano adorable así como san Nicolás, no reparó en cobrarme cifras astronómicas por un viaje hasta mi pueblo.

Feliz día y un especial saludo para el gremio de los putos taxistas.